Tema: Necesidad de Capacitación sobre “las
Violencias” dirigida a los Agentes del Sistema Educativo.
Autora: Lucía F. Marinelli.
·
Estudiante de la carrera de Abogacía de la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario.
Extractos de la Ponencia.
² Planteo
de la Problemática: En este apartado hacemos un recorrido por el status quo
de la problemática que constituyen las violencias en la vida de los niños/as y
adolescentes abordadas desde su visibilidad en las áreas de la Educación,
entendiendo a la Institución Escuela como el escenario donde se manifiestan más
a menudo estas vulneraciones de derechos y resaltando el rol de detección,
comunicación y contención que deben asumir sus miembros para poder resolverlas
de manera adecuada y con los menores costos para los niños/as y adolescentes.
En este sentido, advertimos y resaltamos la carencia de conocimientos y
preparación de los docentes en cuestiones de violencia.
² Protección
de Niñas/os y Adolescentes contra los distintos tipos de Violencia: En este
módulo describimos cuáles son los instrumentos legislativos que se encargan de
la regulación de esta problemática social que aqueja a las infancias,
funcionando las veces como paraguas de protección contra los abusos que se
produzcan en sus derechos. Mencionamos la Convención de los Derechos de la
Niña/o y Adolescente, la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de
la Niña/o y Adolescente, así como también su correlato a nivel provincial, la
Ley 12.967 de Protección y Promoción de los Derechos de la Niña/o y
Adolescente, la Ley 26.485 de Protección Integral de los Derechos de la Mujer, y
la Ley 26.206 de Educación Nacional.
² En
consecuencia, proponemos…: Aquí nos permitimos hacer un aporte personal y
proponemos en primer lugar la implementación de Talleres Interdisciplinarios de
Capacitación sobre las distintas Violencias, en la modalidad teórico-práctico,
dirigida a docentes y a estudiantes de las carreras de los distintos
profesorados dentro del ámbito curricular. En segundo lugar, proponemos la
revisión de los planes de estudios de dichas carreras con la finalidad de
incluir en los contenidos básicos y obligatorios la capacitación en esta
problemática a través de la implementación de los talleres de los que hablamos
en la propuesta anterior. En tercer lugar, y para terminar, proponemos la
generación de espacios en los ámbitos escolares donde los niños/as y
adolescentes puedan conocer estas problemáticas y asumirlas como tales, donde
se los pueda informar de los derechos que los asisten y de cómo tienen que
reaccionar, a qué lugares y ante qué personas tienen que acudir ante una
situación de vulneración de sus derechos.
“Merecer la vida no
es callar ni consentir
tantas injusticias repetidas…”
Eladia Belazquez.
² Planteo de la Problemática.
Desde que nacemos –incluso antes-, los seres humanos estamos
en permanente contacto con el mundo que nos rodea, ese imaginario sociocultural
con sus leyes, sus costumbres, estereotipos, con sus verdades, con todo aquello
que se ha establecido y que nos espera para que formemos parte de él. Ese contexto
en el que somos arrojados con nuestra individualidad que debemos llenar de
sentido a través del aprehendimiento de los parámetros que nos imponen los
distintos eslabones del aparato de poder que constituye el entramado social. De
esta manera, la socialización del sujeto se convierte en un mecanismo
fundamental para poder incluir al recién nacido a la comunidad.
En este proceso de formación de los individuos en sujetos
sociales intervienen distintos agentes entre los que destacaremos: –dado que se
relacionan con la temática que pretendemos abordar- 1) la Familia y 2) la
Escuela como institución fundamental de todo el Sistema Educativo.
La Familia es la encargada de los primeros acercamientos del
niño/a con el entorno social. Es así como vemos que desde que nacemos –incluso
estando en el vientre materno- nuestros padres y demás familiares nos hablan,
nos dicen una gran cantidad de palabras y es a través de ellas que aprendemos a
comunicarnos. Empezamos a ser parte de ese universo, de ese entorno que se
comunica a través de códigos. Somos introducidos al Lenguaje. Un lenguaje que
está cargado de significaciones que debemos aprehender.
Luego, con algunos años más de edad, la institución que nos
recibe y se encarga de acompañarnos en nuestra formación como sujetos es la
Escuela. Allí es donde transitamos nuestra infancia y adolescencia, donde somos
instruidos, preparados para afrontar la vida en sociedad, donde se promueve el
desarrollo integral de nuestra persona. La Escuela es el lugar en que
aprendemos las pautas fundamentales para la convivencia, los códigos y todo
aquello que se ha establecido –que el poder ha establecido- y que debemos
conocer. Allí aprendemos las operaciones aritméticas, perfeccionamos nuestra
utilización del lenguaje oral y escrito, estudiamos las tradiciones históricas
de nuestra sociedad, las instituciones que nos gobiernan, los derechos que nos asisten,
las obligaciones que tenemos como sujetos que viven en sociedad y por sobre
todo, aprendemos a relacionarnos con los demás en tanto pares.
De esta manera, advertimos que la Educación desempeña un rol
fundamental en la construcción de los sujetos sociales, es el mecanismo con que
cuenta el Estado para incorporar al universo sociocultural a las personas. En
consecuencia, y dada su importancia, nuestra Constitución Nacional la prevé
como un derecho para todas las personas y como un deber para el Estado que debe
garantizar su universalidad y gratuidad, así como también la calidad de sus
contenidos.
Para el cumplimiento de este deber, el Estado se vale de
distintos instrumentos normativos para delinear y organizar todo el proceso de
socialización educativa. Es así como encontramos, entre otras normas
relevantes, la Ley Nacional de Educación -26.206- en la que se prevé la
finalidad y objetivos del Sistema Educativo, así como la organización de las
instituciones encargadas de su implementación y los derechos y obligaciones de
los actores principales de ese sistema: Alumnos/as y Docentes.
Como surge de lo expuesto hasta el momento, los seres humanos
transcurrimos gran parte de nuestras vidas en el ámbito educativo, dado que la
educación formal y obligatoria se extiende desde los cinco años de edad hasta
la finalización de la Escolarización Secundaria.[1]
Como consecuencia de ello, la Escuela se transforma en el escenario de
innumerables vivencias, dado que es parte de nuestra cotidianeidad. Es aquí
donde se vincula la Escuela con los distintos tipos de violencia que podemos
sufrir a lo largo de nuestra infancia y adolescencia.
Intentaremos explicar de manera clara nuestro punto de vista
acerca de la temática que nos convoca.
Como mencionábamos apenas dos párrafos más arriba, la Escuela
es uno de los escenarios más importantes donde transcurre nuestra vida, dado
que pasamos obligatoriamente varias horas al día en tal lugar. Allí nos
relacionamos con otros sujetos con los que interactuamos cotidianamente además
de nuestro entorno familiar: compañeros de clase, personal administrativo,
directivos y –lo que nos interesa destacar- docentes.
Son los maestros/as y profesores/as aquellos individuos
encargados de acompañarnos en el transcurso de nuestro paso por aquella
institución, son los encargados de enseñarnos, de escucharnos y de
incentivarnos a aprender. Son esos sujetos que conviven con nosotros, que nos
conocen –o deberían conocernos-, que evalúan nuestro desempeño curricular, que
observan y analizan nuestra interacción con el entorno, con los demás y que
deben enfrentar y resolver las distintas situaciones que se le presentan.
De esta manera, no resulta demasiado complejo advertir que los
docentes están permanentemente expuestos a encontrarse en el desarrollo de su
actividad con distintos tipos de problemáticas dependiendo del nivel de
formación –nos referimos a los niveles por edades-, de las circunstancias
familiares, sociales, económicas, étnicas, de género, etc. de cada estudiante.
² Protección de Niñas, Niños y Adolescentes contra los distintos tipos de Violencias.
La población estudiantil –niños/as y adolescentes- goza de la
protección integral contra cualquier tipo de vulneración de sus derechos que le
ofrece la Convención de los Derechos del Niño/a y Adolescentes con rango
constitucional a partir de 1994 y las concordantes leyes de protección dictadas
a nivel nacional y provincial.[2]
Estas normas actúan como un paraguas de de protección para
estos sujetos, y prevén una serie de derechos que los amparan como también la
obligación del Estado, la Sociedad y la Familia de garantizarlos. Entre estos
derechos que asisten a niños/as y adolescentes –sin ningún tipo de
discriminación- encontramos el derecho a la Educación y a la escolaridad
obligatoria, gratuita y de calidad, así como también el derecho a vivir una
vida libre de violencia, respetándose su dignidad e integridad física.[3]
Por otro lado, y como mencionábamos, la ley Nacional de
Protección Integral de los Derechos de las Niñas/os y Adolescentes 26.061,
haciendo particular referencia a la violencia que pueda manifestarse en el
ámbito escolar, establece la obligación de “comunicar” de los miembros de tales
establecimientos ante alguna situación de vulneración de derechos de los
niños/as y adolescentes a las autoridades administrativas de protección
locales, bajo apercibimiento de incurrir en responsabilidad por dicha omisión.[4]
Ahora bien, cuando hablamos de “violencia” no nos referimos
tan solo a la violencia física, que por sus características suele ser la más
visible y palpable. Cuando hablamos de violencia nos referimos a todos sus
tipos y modalidades. Pero… ¿cuáles son esos tipos y modalidades de la
Violencia? Bueno, la Ley de Protección Integral de los Derechos de la Mujer,
26.485, se ha encargado de definir y establecer en su texto cuáles son las
violencias a las que estamos expuestas las mujeres, como así también las niñas
y adolescentes –queremos aclarar que aún estando previstas en una ley de
protección especial para un sector vulnerable, creemos que muchas de las
tipologías de violencia allí mencionadas son también aplicables a los niños y
adolescentes-.
En consecuencia, y como surge de lo normado en dicho
instrumento legal, podemos decir que la violencia puede manifestarse de manera
física, psicológica, sexual, económica o simbólica; [5] y
a su vez, estas manifestaciones de violencia pueden provenir de distintos
ámbitos. Nosotros, nos vamos a circunscribir a la violencia doméstica o
familiar e institucional y su influencia en el ámbito escolar.
Otro instrumento normativo que debemos tener en cuenta a la
hora de analizar estas cuestiones –como ya lo mencionábamos precedentemente- es
la Ley Nacional de Educación. Esta ley en su Título IV llamado “Los/as Docentes
y su Formación” regula todo lo atinente a la capacitación docente, a las
características e importancia de su función como agentes de formación de
personas. De esta manera, enuncia una serie de derechos y obligaciones que le
corresponden; y una de ellas es la de “proteger
y garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes que se encuentren
bajo su responsabilidad, en concordancia con lo dispuesto por la ley 26.061”.[6]
Así mismo, dicha normativa de alcance nacional, en su Título V
“Políticas de Promoción de la Igualdad Educativa” dispone que “las autoridades educativas competentes
participarán del desarrollo de sistemas de locales de protección integral de
derechos establecidos por la ley 26.061, junto con la participación de
organismos gubernamentales y no gubernamentales y otras organizaciones
sociales…”[7],
estableciendo como criterios generales delineados por el Consejo de Educación
para la implementación en las distintas unidades educativas, entre otras
cuestiones, el desarrollo de prácticas de mediación que contribuyan a la
resolución pacífica de conflictos,[8]
dado que prevé como un derecho fundamental de los alumnos el ser protegido de
toda agresión física, psicológica y moral.[9]
Como podemos apreciar, la regulación legal respecto de la
protección integral de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes contra
cualquier tipo y manifestación de violencia es muy rica y extensa, por lo que
el marco jurídico lo tenemos. Lo que no tenemos es la realización material de
todos esos ámbitos que abarca la protección. Vemos que el paraguas que conforma
todo este bloque normativo tiene algunos agujeros que hace que la protección
sea más débil y sectorizada.
Pensemos que nosotros tenemos un paraguas con agujeros y
salimos a la calle un día de lluvia, es lógico deducir que inexorablemente vayamos
a mojarnos, por lo que nuestro paraguas ya no estaría cumpliendo con su función
principal: evitar que las gotas de lluvia nos mojen. Lo mismo pasa en el ámbito
de las infancias, si nosotros tenemos un paraguas amplio, estupendo, que son
todas estas normas que mencionamos en el transcurso de estas líneas pero no las
aplicamos correctamente o directamente no las aplicamos, dejamos que se filtren
aquellas situaciones disvaliosas de las que queremos, como sociedad, proteger a
nuestros niños, niñas y adolescentes.
Las filtraciones del paraguas que constituyen los sistemas de
protección integral que bienintencionadamente las normas prevén son evidentes y
cada vez mayores. En consecuencia, nosotros como sociedad tenemos que estar
atentos y contribuir de la manera que podamos para disminuir esas falencias del
sistema, tapar esos huecos con dedicación y compromiso. Más aún aquellas
personas que se desempeñan como agentes sociales a cargo de instituciones
educativas, de salud, etc., que diariamente interactúan con niños, niñas y
adolescentes y sus distintas problemáticas–así como también con sus familias-.
Debemos bregar por la capacitación permanente de ellos/as, con el compromiso y
las ganas de ayudar y mejorar el status quo de esta situación que se torna
preocupante para todos.
Como venimos explicando, uno de los ámbitos donde más afloran
las distintas problemáticas de las distintas infancias es la Escuela. En este
ámbito los alumnos/as conviven cotidianamente y manifiestan o dejan que los
docentes adviertan sus conflictos y situaciones que los aquejan… vemos niños/as
y/o adolescentes con situaciones de violencias familiares, padres, madres,
hermanos, abuelos, etc, los golpean, los maltratan, abusan sexualmente de
ellos… vemos niños/as y/o adolescentes con serios problemas de adicciones…
adolescentes que padecen noviazgos violentos… niños/as y/o adolescentes que
padecen bullying[10]…
niños/as y/o adolescentes obligados a trabajar para ayudar a sus familias, o
tan solo para poder sobrevivir… niños/as y/o adolescentes que no pueden
aprender porque tienen hambre… niños/as y/o adolescentes que padecen
discriminación, acoso psicológico, violencia institucional y muchas otras
situaciones que conocemos y que lamentablemente son moneda corriente en este
mundo.
Ante estas situaciones de suma complejidad, que se dan en los
ámbitos educativos, los actores sociales que conforman el sistema de educación
deben reaccionar, poder esbozar alguna respuesta, otorgar la contención
necesaria para poder ayudar a ese/a alumno/a. Para que esto sea posible,
necesitamos personas comprometidas, pero con eso no basta. Necesitamos personas
capacitadas, personas que comprendan las distintas manifestaciones de estas
problemáticas para saber cómo actuar, saber qué medidas tomar, qué hacer con
ese niño/a o adolescente que está siendo víctima de una vulneración grave de
sus derechos y está sufriendo.
Hoy en día vemos que muchos de nuestros docentes emergen al
mercado laboral sin herramientas adecuadas para afrontar problemáticas de esta
intensidad, dado que en sus años de formación académica no han tenido la
capacitación necesaria para la comprensión, estudio y análisis de cada una de
estas situaciones. Carencia ésta que cuesta caro, que nos cuesta caro a todos
como sociedad, y más aún a ellos/as dado que incurren muchas veces por
ignorancia en supuestos de responsabilidad por omisiones de las que ni siquiera
están al tanto, sin olvidar, por su puesto la frustración que sienten ante la
imposibilidad de resolver tales conflictos.[11]
² En consecuencia, proponemos…
Primero: La implementación en todos los
Institutos de Formación Docente de todos los niveles, sean estos de carácter
público o privado de Talleres Interdisciplinarios –psicólogos/as;
sociólogos/as; médicos/as; abogados/as; etc.- que se encarguen de otorgarle las
herramientas que carecen para poder afrontar las problemáticas de vulneraciones
de derechos que padecen los niños/as y/o adolescentes de nuestra sociedad, a
través del estudio de las mismas, sus características, sus rasgos principales,
así como también la normativa encargada de combatirla y de la realización y
análisis de casos prácticos para que maestros/as y profesores/as puedan ver de
manera clara la manifestación de las mismas y poder así, bajo la guía del
equipo, aplicar los conocimientos adquiridos con la finalidad de solucionar de
la mejor manera ese conflicto y contener y proteger al niño/a o adolescente.
Segundo: La revisión de los
planes de estudios de las carreras de formación docente con la finalidad de que
las problemáticas sociales de las infancias sean materia de abordaje específico
y profundo acudiendo a la constitución oficial y obligatoria dentro de ellos de
estos Talleres Interdisciplinarios que proponíamos en el apartado anterior con
la finalidad de que universalice la capacitación docente en cuestiones de
violencias de toda índole y así generar un mayor compromiso en los distintos
actores del sector educativo.
Tercero: La
implementación de espacios en las instituciones educativas destinados a la
contención y conscientización respecto de las violencias y los modos de
enfrentarlos dirigidos a alumnos y alumnas, donde se les explique de manera
clara y acorde a su capacidad de comprensión según las edades cuáles son los
derechos que les asisten y cuáles son las situaciones que constituyen
vulneraciones de esos derechos y cuáles son las personas y organismos a los que
deben asistir para que se les otorgue la protección y asistencia que necesiten.
[1] Artículo 16, ley 26.206.
[2] Convención de los Derechos del Niño,
Niña y Adolescentes, ratificada por el Congreso de la Nación Argentina mediante
la ley 23.849; Ley Nacional de
Protección Integral de los Derechos de la Niña, Niño y Adolescentes, ley 26.061; y la Ley de Protección y
Promoción Integral de los Derechos de la Niña, Niño y Adolescente, ley 12.967, de la Provincia de Santa
Fe.
[4]
Artículo 30,
Ley 26.061: “DEBER DE COMUNICAR. Los miembros de los establecimientos
educativos y de salud, públicos o privados y todo agente o funcionario público
que tuviere conocimiento de la vulneración de derechos de las niñas, niños o
adolescentes, deberá comunicar dicha circunstancia ante la autoridad
administrativa de protección de derechos en el ámbito local, bajo
apercibimiento de incurrir en responsabilidad por dicha omisión”.
[5] Artículo 5 y 6, Ley 26.485.
[6] Artículo 67, ley 26.206.
[7] Artículo 82, Ley 26.206.
[10]
“El bullying es una forma de maltrato,
normalmente intencionado y perjudicial de un estudiante hacia otro compañero, generalmente más débil, al que convierte en su víctima habitual; suele ser persistente y reiterado, puede durar semanas, meses e incluso años.
La mayoría de los agresores actúan movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar. Es una forma grave y especifica de
violencia escolar”. Fuente: Equipo
ABA. Anti Bullying
Argentina. On line:
http://www.equipoaba.com.ar/index.php/el-bullying/ique-es-el-bullying.html
[11]
Hemos estado revisando las “Recomendaciones para la Elaboración de Diseños
Curriculares” para las distintas carreras de formación docente que realizó el
Instituto Nacional de Formación Docente dependiente del Ministerio de Educación
de la Nación y en su estructura no hemos hallado ninguna referencia al abordaje
curricular obligatorio de la problemática que constituyen las violencias en el
contexto educativo, en consecuencia, queda de manifiesto la carencia en
formación profesional dentro de esta área. Aquí dejamos el link del portal web
del Instituto Nacional de Formación Docente donde podrán revisar los distintos
archivos de .pdf con el contenido de las Recomendaciones a las que nos estamos
refiriendo.
On line: http://portales.educacion.gov.ar/infd/ensenanza-de-las-ciencias/
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